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Promesas de Dios


En tiempos de tanta incredulidad y palabras de afrenta a Dios, ¿quiénes son los que pierden la fe, se decepcionan de Él, o dudan de Su amor? Precisamente los que buscan lo que el Altísimo no ha prometido, o bien, esperan recibir de los hombres lo que estos no pueden dar. Pues la fe que se apoya correctamente en las Escrituras nunca será confundida o defraudada. Ella es la esperanza en Quien no puede fallar. Por lo tanto, espera todo el tiempo que sea necesario a Aquel que hizo preciosas promesas, sin sentir jamás que Él le ha dado la espalda. ¿Se hará un examen médico? Espere en Dios por su resultado. ¡No confíe en la salud de su cuerpo tan frágil y perecedero! ¿Espera la conversión de su ser querido? ¡No mire las duras circunstancias en las que vive hoy! ¡Aférrese solo a lo que el cielo ha prometido! Como está escrito: nunca habrá confusión para los sueños de los que esperan en Dios. «Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.» (Romanos 5:5). Por Núbia Siqueira

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