Nuestra leve y momentánea tribulación
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«Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación» (Corintios 4:16-17). Nuestro Dios quiere que seamos fuertes y valientes. Aunque las tribulaciones sean grandes, Su Espíritu hace que estas sean ligeras y breves para nosotros. Él nos fortalece y nos consuela a fin de que permanezcamos en la fe, venzamos todo y prosigamos en la certeza de entrar al Reino de los Cielos. Por Ester Bezerra
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