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Fin de las oportunidades


«Tú me has dejado —declara el Señor—, sigues retrocediendo. Extenderé, pues, mi mano contra ti y te destruiré; estoy cansado de compadecerme.» (Jeremías 15:6)

La Misericordia de Dios es infinitamente grande, pero cuando Él llama para volver a Él, y muchas veces es ignorado, entonces, ya no insistirá, por ver la falta de temor a Su Voz. La persona no la escuchó porque aún está fascinado por las cosas del mundo y estas las llevará a la condenación eterna.

Por Ester Bezerra

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