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¿De dónde viene su unción?


“Y el SEÑOR le dijo: Escucha la voz del pueblo en todo lo que te diga, pues no es a ti a quien han desechado. ES A MÍ A QUIEN HAN DESECHADO, PARA QUE NO REINE SOBRE ELLOS.” 1 Samuel 8:7 “Entonces Samuel tomó un FRASCO de ACEITE, lo derramó sobre la cabeza de Saúl…” 1 Samuel 10:1 “Y entonces el SEÑOR dijo a Samuel: (…) Llena de aceite el cuerno y ve; Yo te enviaré a Isaí, de Belén, porque de entre sus hijos ME HE PROVISTO de un REY.” 1 Samuel 16:1 Queda claro que la unción de Saúl se debió a la insistencia, la elección y la terquedad de un pueblo que había rechazado a Dios. Por su parte, cuando David fue ungido, podemos ver que Dios proveyó para Él mismo un Rey, que Lo serviría en la tierra. La diferencia del frasco es que este se rompe fácilmente, pues sin la dirección ÚNICA de Dios, del Espíritu Santo, su EGO se superpondrá a la unción recibida, para servirse en sus vanidades y en sus VOLUNTADES. David fue ungido con el cuerno, es decir, él representaría la AUTORIDAD de Dios en la tierra, pero había una diferencia: Dios se preocupó por prepararlo, prácticamente durante toda su vida, además de tener que vivir casi siempre en el desierto “huyendo” de Saúl, es decir, dependiendo 100% de Dios. David tuvo que aprender a lidiar con el corazón del ser humano, como el “amor-odio” de Saúl. ¿Es poca cosa hacer el bien a quien le desea el mal? ¡Con certeza no! ¡Y qué lección para nosotros! Pues siempre serán más los que quieran ver la caída de la Iglesia Universal, serán siempre más los que quieran “matar” a aquella que fue ungida por Dios para salvar y asumir una guerra diaria contra el adversario directo de Dios: el diablo, el padre de la mentira, ¡el engañador! El palacio no es lugar de felicidad, pues Saúl vivía en él con un espíritu que lo atormentaba, ¡pero Dios permitió a Saúl en el camino de David a fin de prepararlo para aprender a reinar y a servir a los demás! Estar como rey de una nación no quiere decir ser más importante o especial para Dios, ¡sino que el LUGAR en el que el rey (iglesia) se coloca delante de Dios, es decir, su relación, su intimidad, su DEPENDENCIA de Dios, es lo que realmente Le importa al Altísimo! ¿Y cuál será su elección? ¿El aceite de la vasija (voluntad propia) o el aceite del cuerno (voluntad de Dios)? ¿En el palacio, dejando que los lobos devoren el rebaño y a sí mismo, o en el desierto, cuidando de sí mismo y de cada oveja para que ninguna se pierda? El aceite, la unción, incluso parece la misma, ¡pero la intención que carga el aceite es lo que siempre marcará la diferencia! ¡Cuidemos las raíces de nuestro corazón y no su apariencia! Colaboró: Natalina Batista

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