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Consolador



«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en toda tribulación nuestra, para que nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios.» (2 Corintios 1:3-4)

¡Nuestro Dios es Grandioso, Misericordioso y Su Espíritu nos consuela siempre! El propio Señor Jesús nos lo prometió cuando ascendió al Cielo. Cuando estamos abatidos y en aflicción, Él viene a consolarnos y fortalecernos, y para que también podamos consolar a los atribulados de espíritu, llevándoles la paz gloriosa del Consolador. Por Ester Bezerra

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