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Consejo del cielo para los habitantes de la Tierra


El «come solo lo suficiente» debería volverse un cuadro en nuestras cocinas y una sabiduría continua para dominar nuestra voluntad de exagerar en las comidas, ¿no es así? ¿Se ha dado cuenta de que siempre hay una buena excusa para hacer trampa en la dieta y comer lo que nuestros médicos nos orientaron no comer? Una mordidita aquí, otro pellizquito aquí, ¡y así se van nuestras promesas de una alimentación equilibrada! Juntos se van también la buena forma y la salud. ¡Aunque hay gente que nació premiada porque come «cosas engordantes» y platos muy llenos todo el día y no engorda ni se siente mal! Pero, cuidar la alimentación es un tema tan serio que la Biblia lo aborda. Comer implica la fe, pues requiere autocontrol y disciplina en todos los momentos. Hay quienes tienen muchas virtudes, pero no logran dominarse ante una bandejita de golosinas, ¿no es así? Y, dependiendo de las personas, dos caramelos azucarados ya hacen un daño grande en la salud. No es agradable tratar este tema, por eso, casi nunca se oye hablar de la gula. Sin embargo, este es un pecado que necesita de arrepentimiento, tanto como la mentira, la envidia o el robo. La raíz de este pecado está en la insatisfacción y en la insensibilidad de querer más cuando no hay necesidad. Además de eso, el hambre emocional ha sido la causa de muchos excesos en la alimentación. Y todo exceso termina por costar caro en el futuro. Porque la cuenta de nuestros errores siempre llega, tarde o temprano, nos deparamos con las inevitables consecuencias. Y para finalizar, nunca vi a nadie morir de ganas de comer algo, pero ya vi a muchos morir porque no dominaron su voluntad de comer todo lo que pasada delante de su frente. Entonces, si la miel es su comida preferida, coma solo lo suficiente. Por Núbia Siqueira

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