Serie: ¿Cómo atraer al Espíritu Santo? (Parte 4)
Continuamos con esta serie que marcará un antes y un después en la vida de los que lo apliquen son sinceridad, ¡no olvide que el protagonista de este post está ahí a su lado, viendo su interior y está dispuesto a entrar en usted para darle una nueva vida!
Medite en los siguientes consejos:
No te dejes engañar pensando que ya has hecho todo para recibir el Espíritu Santo.
Si ya hubieras hecho todo, ya lo habrías recibido. No, aún no has hecho todo, así que no te desanimes. Pídele a Dios que te revele qué te falta hacer, qué no le has entregado aún, qué o de quién necesitas desapegarte.
No envidies a nadie.
Hay quien envidia el coche, la casa, la empresa, la familia, el matrimonio de otra persona. Pero también hay quienes envidian a los que ya tienen el Espíritu Santo. Sin embargo, no debes sentir envidia, porque el hecho de que aún no tengas el Espíritu Santo no te hace inferior a los que sí lo tienen. Dios no hace acepción de personas. Entonces, en lugar de envidiarla, pregúntale qué hizo para recibirlo y haz lo mismo. Sé humilde.
Honra a tus padres, aunque sean incrédulos.
Este es el primer mandamiento con promesa. Por lo tanto, respeta a tus padres, independientemente de quiénes sean o hayan sido. No compartas su incredulidad, promiscuidad, corrupción y violencia. No practiques sus errores, pero no los deshonres. Porque si los deshonras, no habrá forma de que el Espíritu Santo venga sobre ti. Hónralos y serás un ejemplo de transformación de vida para ellos.
Deja de decir palabras negativas sobre ti mismo.
Como: «soy una desgracia», «burro», «débil», «malo», «feo», «maldito el día que nací», etc. No eres nada de eso. Eres un elegido de Dios.
Contempla la grandeza de Dios a través de la naturaleza.
No maldigas la naturaleza. Deja de quejarte de la lluvia, el sol, el frío, etc. La naturaleza glorifica al Creador. Y nosotros, que somos su obra maestra, también debemos contemplar la grandeza de Dios, apreciando toda su creación.
Evita escuchar música que elogia la promiscuidad, la violencia o la idolatría.
Deja de escuchar esas canciones. Esto desagrada a Dios y no es bueno para tu mente, ni para tu corazón, mucho menos para tu espíritu.
Dile a Dios que es tu Mejor Amigo. Cuando lo declaras como tu Mejor Amigo atraes su presencia. Pero habla con todo tu corazón y no de boca para afuera, porque Él sabe cuándo tus palabras son sinceras y cuándo solo son palabras vacías.
No te compares con nadie.
Eres único. La única persona con la que debemos compararnos es el Señor Jesús. O a Abraham, porque Dios nos dice que lo miremos. Abraham caminó con Dios. No era perfecto, pero obedecía la Palabra de Dios. Entonces, en lugar de compararte con otras personas, compárate con los héroes de la fe, no para ser igual a ellos, sino para vivir la fe que ellos vivieron.
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