¿Qué hace en la noche?
Hoy nuestras noches están ocupadísimas, de manera que faltan horas para muchas tareas que tenemos.
Pero, antes de la luz eléctrica, no era así. Tan pronto como anochecía, las personas ya terminaban sus últimos que haceres y se iban a dormir. Por eso, medianoche se llama medianoche, ¿me entiende?
Tal vez hoy la medianoche ya ni siquiera es el inicio de la noche para la juventud que duerme alrededor de las 3 o 4 de la mañana.
Eso ha estado sucediendo porque, muchas veces, somos atrapados por las pantallas. ¡Tantas cosas disputan nuestra atención!
En consecuencia, hay poco tiempo para la familia, para las reflexiones personales, para la lectura o para la contemplación de lo bello.
¿Quiere ver cómo corre la vida? ¿Cuándo fue la última vez que pasó una hora para conversar con sus seres queridos en el balcón de la casa?
¿Cuándo fue la última vez que estuvo en un lugar abierto para ver las estrellas y pensar en la vida?
Si no vigilamos, ni siquiera lograremos pensar en nuestros errores y aciertos, ¿no es así?
Todo requiere de nuestro valioso tiempo.
Sin embargo, hombres que fueron gigantes en su fe, testimonio y carácter, apreciaban la soledad, y no se aburrían de conversar con Dios y meditar en Su Palabra.
Las noches de Abraham, Isaac e Israel, por ejemplo, eran en compañía de sus familiares y, sobre todo, disfrutando la presencia de Dios.
Entonces, la desestructuración de la familia, el estrés, el cansancio y los tantos nuevos síndromes de hoy pudieron haberse resuelto con menos «pantallas» y más vida.
«Reflexiona sobre estas cosas [en la Palabra]; dedícate a ellas, para que tu aprovechamiento sea evidente a todos.» (1 Timoteo 4:15).
Por Núbia Siqueira
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