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No es agua de la llave


La gracia de Dios puede no haber tenido un alto costo para ti, pero sí lo tuvo para el Señor Jesús, quien pagó caro por cada uno de nuestros pecados. Él pagó con Su propia vida para que tengamos esta maravillosa gracia. Por lo tanto, no puede ser tratada como una gracia barata que se pueda desperdiciar como una mercancía cualquiera. La sangre de Jesús no es agua de la llave a la que las personas suelen darle poco valor. Aquellos que pecan consciente y deliberadamente, confiando en que encontrarán perdón cuando lo deseen, en realidad, están pisoteando el sacrificio de la Cruz y despreciando Su gran favor. Por Núbia Siqueira


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