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Mejor que el oro y la plata


«Bueno es para mí ser afligido, para que aprenda Tus estatutos. Mejor es para mí la ley de Tu boca que millares de monedas de oro y de plata.» (Salmos 119:71-72). Solo cuando sufrimos y nos equivocamos aprendemos la disciplina del Reino de Dios. Solo el Señor sabe lo que es mejor para Sus hijos. Todo lo que Él nos pide es para nuestro bienestar; por eso, obedecer Su Palabra es siempre nuestro placer. Por Ester Bezerra


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