Madurez en la vida espiritual
No hay atajos para madurar en la vida espiritual. El plan de Dios para nuestra relación con Él implica una búsqueda diaria y disciplina en la fe. Fallamos precisamente en eso porque, naturalmente, no tenemos la constancia de volver a Dios con fidelidad.
Pero para enseñarle esto a Israel, el Altísimo enviaba el maná temprano. Aquellos que dormían mucho, al salir de la tienda, encontraban que el pan del cielo ya se había derretido.
Cada día era la misma buena rutina. Es decir, en las primeras horas de la mañana, el pueblo tenía que recolectar su alimento. Solo se permitía recolectar porciones diarias. Nada de preparar provisiones para la semana.
Del mismo modo, necesitamos vivir la fe día a día, sin comodidad.
El secreto es simple, pero las personas quieren complicarlo.
¿Ya se ha alimentado de Dios hoy?
¿Qué tal compartir su maná?
Por Núbia Siqueira
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