Los hijos de Dios
«El que anda en justicia y habla con sinceridad, el que rehúsa la ganancia injusta, y se sacude las manos para que no retengan soborno; el que se tapa los oídos para no oír del derramamiento de sangre, y cierra los ojos para no ver el mal. Ese morará en las alturas, en la peña inconmovible estará su refugio; se le dará su pan, tendrá segura su agua.» (Isaías 33:15-16).
Los hijos de Dios caminan en la justicia, hablan la verdad y viven una vida recta. Cierran sus ojos y sus oídos para el mal y no buscan aprovecharse de su prójimo.
El Espíritu Santo mora en ellos y los fortalece. Y, porque ellos se refugian en el Señor, nada les falta.
Por Ester Bezerra
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