Los frutos de un nuevo corazón
Dios va al encuentro de todas las personas que anhelan seguir el camino recto y cargan el deseo de vivir en la justicia, como David.
Él busca personas en la Tierra cuyos corazones estén inclinados en hacer Su Voluntad y obedecer Su voz y Sus mandamientos. Y cuando las encuentra, quiere vivir en ellas para ser glorificado.
La Biblia dice que David le habló a Dios, como está escrito en Salmos 51:8-9: «Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrantado. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades». David quiso decirle a Dios que ocultara su rostro no solo de los pecados que había cometido, sino también que borrara sus malos pensamientos. Después de todo, David incluso había planeado matar a su siervo más fiel para quedarse con su mujer. ¿Y quién en este mundo no ha cometido una iniquidad? Todos. Pero los que ya han sido perdonados, viven en la justicia y en el camino de la rectitud, solo piensan en llevarles la Palabra de la Salvación a los que sufren.
David también le pidió a Dios que creara en él un corazón puro (Salmo 51:10). Una persona que tiene un corazón puro no carga malos sentimientos y solo quiere llevarles a los demás lo mismo que ella recibió de Dios, porque se ha convertido en una fuente de agua viva. Pero para tener un corazón nuevo, es necesario renunciar al viejo. Es como sembrar: es necesario darle la semilla a la tierra para que luego ella se multiplique.
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