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La práctica de la oración


Orar no es un proceso penoso para convencer a Dios a hacer lo que queremos. La oración tampoco es una negociación ni un peso religioso por cumplir. Sino que, orar es respirar espiritualmente de forma espontánea e incesante. En la oración, el oxígeno del cielo entra en los pulmones de nuestra alma y nos mantiene vivos. Esta práctica también es la prueba de una amistad placentera comprobada por medio del diálogo y de la relación. Cuando oro, en realidad, confieso que creo que Dios puede y quiere cumplir Sus promesas en la vida de Sus hijos. Por Núbia Siqueira


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