¿Habías escuchado sobre el síndrome de Cotard?
Se trata de un trastorno poco frecuente en el que la víctima niega la existencia de algunas partes de su cuerpo, de órganos o incluso podría llegar a pensar que está muerta
El trastorno nace con el nombre del neurólogo francés Jules Cotard, que fue el primero en reconocerla y describirla en 1880. Especialistas de la Facultad de Medicina de la UNAM señalan que aquellos que padecen el síndrome pueden referir que sus órganos están paralizados, disfuncionales, que se están pudriendo, que no poseen sangre, ni cerebro, que están «muertos» o que «son inmortales». En sus formas más complejas el paciente insiste en la idea de que también han fallecido personas cercanas a él. Asimismo, puede llegar a automutilarse y tener pensamientos suicidas. De acuerdo con las investigaciones científicas, «neurológicamente hay alteraciones en ciertas áreas del cerebro, como migraña, tumores cerebrales, traumatismos craneales, síndrome de Parkinson y esclerosis múltiple», señala la UNAM. Síntomas:
Ansiedad
Irritabilidad
Silencio voluntario
Ausencia de dolor (analgesia)
Umbral de dolor muy bajo
Un problema espiritual Este tipo de síntomas también pueden indicar que una persona está poseída por un espíritu maligno, de acuerdo con el obispo Edir Macedo. «Los espíritus no tienen tamaño y pueden alojarse de acuerdo a sus preferencias en ciertos lugares del cuerpo humano. Cuando se ubican en la mente, enloquecen a las personas; en las piernas, provocan heridas incurables o deformidades; en el estómago, dolores, úlceras e inflamaciones; y así sucesivamente», señala. Si te has identificado con los signos anteriores o notas que un ser querido los presenta, acércate este viernes 8 de julio a la reunión de Liberación Espiritual. Ahí encontrarás personas capacitadas para orientarte, además podrás participar en una oración en tu favor. Te esperamos a las 07, 10, 12, 16 y especialmente a las 19:30 horas, en el Templo de la Fe: Avenida Cañoto #259, primer anillo. O en la Universal más cercana a ti. (*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.
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