Eres víctima de tu propia envidia y quizá no lo sabías
Hasta ahora se ha hablado más sobre cómo este sentimiento afecta a los envidiados en diferentes ámbitos de la vida, como el amor, el dinero, el trabajo, la familia, etc. Pero ¿qué sucede con la persona envidiosa? La envidia no solo consiste en codiciar lo que tiene el otro, sino también procurar que las personas envidiadas no logren más allá de lo que tienen. Si bien por una parte esto muestra qué tan inferior se siente el envidioso por no obtener lo que quiere, igualmente termina causándose daño al querer ver derrotado al amigo, familiar o compañero de trabajo. Un estudio realizado por psicólogos israelíes reveló que las personas envidiosas están dispuestas a sacrificar lo que sea necesario con tal de que sus «víctimas» pierdan más que ellas mismas. De hecho, al realizar resonancias magnéticas, los científicos pudieron observar que en el cerebro de los envidiosos se activa una zona que se relaciona con la recompensa y el placer cuando el otro pierde más. En conclusión: la derrota ajena les daba mayor satisfacción que el éxito propio. Un problema espiritual… Tal postura hace que muchos se dañen, sobre todo espiritualmente. Por si no lo sabías, la envidia en realidad es un espíritu. Si bien este puede destruir a los envidiados, también corroe al envidioso. Sentir enojo por el éxito ajeno, estar molesto por algo bueno que le pasó a un amigo o ser querido, pasar inquietud por ver que alguien tiene una pareja atractiva, etc., son algunas de las tantas señales que revelan que esa persona está siendo dominada por dicho espíritu y, por lo tanto, su vida está en tinieblas. En efecto, algunos terminan empeorando su situación al abrirles más puertas a otros males cuando deciden recurrir a medios sobrenaturales con tal de arruinar la vida de terceros (un claro ejemplo es la brujería). Para vencer la envidia… El Obispo Edir Macedo refiere que lo único que puede proteger a las personas de este espíritu es teniendo al Espíritu de Dios en su interior. Solo así no pueden ser destruidas. Pero, antes de recibir la presencia de Dios, es necesario romper las ataduras de los espíritus malignos que están en una vida. Por eso, en la Universal se lleva a cabo todos los viernes la reunión de Liberación Espiritual, pues en este encuentro, por medio de tu fe, es posible arrancar esas fuerzas del mal, para que de ese modo le des espacio a Dios y pueda habitar en ti para protegerte. Así que no lo dejes para después. Te esperamos, especialmente a las 7:30 p. m. en el Templo de la Fe: Av. Cañoto #259, en el primer anillo, o bien en la Universal más cercana.
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