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El Espíritu que nos conserva




Encontrarle sentido a la vida se convirtió en un patrón común entre la humanidad. De manera que, muchos, en busca de una explicación para su paso en la Tierra, son llevados a someterse a las situaciones que comprometen su propia felicidad. No obstante, para quien Dios se revela, no solo se le concede la respuesta para tal búsqueda, sino también la paz de la Vida Eterna.

Pero, aunque muchos tengan la oportunidad de experimentar el placer de tener una relación íntima con el Altísimo y la alegría de la Salvación, no todos son capaces de conservar su fe y comunión hacia Él. Esto sucede porque les falta el Espíritu del Temor.


El temor


La Palabra de Dios revela que aquellos que poseen el Espíritu del Altísimo también obtienen la capacidad de producir frutos semejantes a los Suyos:

«Y reposará sobre Él el Espíritu del Señor, Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de poder, Espíritu de conocimiento y de temor del Señor.» (Isaías 11:2).

Observa que aquellos que tienen el Espíritu de Dios conllevan el temor del Señor en su conciencia. Es decir, huyen del pecado y de los engaños de este mundo que los apartan de la Eternidad.


Lo que necesitas saber


En sus anotaciones de fe en la Biblia Fiel Comentada, el obispo Edir Macedo aclara que los frutos generados por el Espíritu Santo no tienen conexión alguna con los sentimientos. Por lo tanto, es un grave error relacionar la fe con las emociones que provienen del corazón. De este modo, actuar en conformidad con la Voluntad del Altísimo depende, exclusivamente, de nuestra decisión personal.


Ve más allá


En Su paso por la Tierra, el propio Señor Jesús fue revestido del Espíritu de Temor, dejándonos el ejemplo de Su importancia para nuestra caminata hasta la vida Eterna.

Por eso, si deseas tener la dirección del Espíritu Santo para guiarte a la gracia y al Reino de los Cielos, búscalo con todas tus fuerzas y entrégate totalmente a Él.

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