"Donde había depresión, ahora hay amor" - Stefany Justiniano
Stefany había luchado y aguantado muchas cosas por amor a sus hijos, su deseo era no separarse de quien entonces era su pareja para que sus hijos no crecieran sin su padre, todos los esfuerzos fueron vanos porque lo que mas temía, sucedió. Vea lo que ella nos cuenta:
“Todo era peleas, discusiones, yo sabiendo que él hacía cosas incorrectas, yo seguía con él, con tal de que no se vaya. Mi relación no funcionó. Esa experiencia afectó muchísimo a mi carácter, me convertí en una persona super agresiva. Mis hijos me pedían que no les pegue, que no me desquite con ellos y ni aun así yo sentía pena por ellos. Comencé a salir a fiestas, me comencé a hacer tatuajes, ya no me interesaban mis hijos, odiaba a mi mamá porque ella tomaba mucho y mi papá se fue de la casa, yo siempre la culpaba por eso, nunca la respetaba y no me daba cuenta que le estaba dando un mal ejemplo a mis hijos. A parte de eso, tuve depresión, no sentía ganas de nada porque no estaba con la persona que yo quería estar, no dormía por las noches y llegué al punto de planear matar a mis hijos y después matarme.
Una noche vi el programa, y el pastor dijo: “usted puede tener una oportunidad, usted puede salir adelante”, esas palabras se me quedaron grabadas y viendo los testimonios pensé que si ellos pudieron yo también podía.
Cuando llegué a la iglesia sentí como si alguien me estuviera esperando, como si alguien me hubiese abrazado, yo lloré mucho ese día. Cuando participe de la reunión sentí paz y un alivio, no quería irme de la iglesia. Comencé a hacer las cadenas, me fui liberando y vi un cambio en mí. Escuché hablar del Espíritu Santo, que cuando uno lo recibe se torna una persona feliz y yo quería esa felicidad; pedí perdón a mi mamá, a mi familia y a las personas que me habían hecho daño, abandoné todo lo sabía que tenía que dejar y ¡Gracias a Dios recibí el Espíritu Santo! Fue la mayor conquista, recibí tanta paz que nadie lo entendía en mi familia, yo los abrazaba y hasta mis hijos notaron el cambio.
Ahora amo a mis hijos, son mi fuerza y alegría. En mi interior sucedió una verdadera transformación: donde había depresión, ahora hay amor.
Sé que hay muchas jóvenes que están como yo estaba, que están sufriendo, quizás con hijos, solas, sintiéndose frustradas, yo les digo que, así como yo vencí usted también puede vencer.”
Para el poder de Dios no existen límites, Él no le juzga y quiere hacer de usted una nueva persona, pero para eso es necesario que de el primer paso. Acérquese hoy mismo a la Universal más próxima a usted y permita que DIOS escriba una nueva historia en su vida.
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