top of page

Dependa del Espíritu Santo


Necesitamos recordarnos todos los días que somos bautizados con el Espíritu Santo, pero no somos el Espíritu Santo. Por eso no convencemos a nadie de sus errores. No producimos arrepentimiento en el otro ni en nosotros mismos. Ni siquiera podemos provocar un cambio duradero y real en nuestro perro, pues él continúa necesitando recompensas y aplausos para hacer su trabajo en el tapete. No somos perfectos para ejecutar la justicia, por lo tanto, no tenemos la comprensión perfecta de la justicia. Muchas veces, algunas cosas parecen correctas y otras incorrectas, pero eso está en nuestros ojos, no en los ojos de Dios. Por lo tanto, esto debe enseñarnos a depender constantemente del Espíritu Santo. ¿Entendió? Por Núbia Siqueira

Comments


bottom of page