¿Común o extraordinario?
¿No nos limitamos y no desagradamos a Dios cuando solo buscamos hacer cosas «extraordinarias» para Él? No podemos ser siervos solo de cosas grandes, sino útiles en las cosas más comunes. Debemos recordar que, durante 30 años, el Señor Jesús se ofrendó, siendo solo un hombre como cualquier otro en la pequeña Nazaret. Es decir, Él aceptó la voluntad del padre siendo «un» anónimo hijo de María y José, «un» carpintero y «un» modesto habitante del interior, hasta manifestarse claramente como el Mesías. Entonces, yo creo que nuestro Dios separa a Sus siervos y los tienen en una gran admiración cuando ellos no desconsideran ninguna tarea en Su obra. Por Núbia Siqueira
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