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666: lo que necesitas saber sobre este número


Muchas personas han especulado sobre qué sería la marca de la bestia —o incluso el número «666» —descrito en Apocalipsis, capítulo 13, del versículo 16 al 18. Sin embargo, hay una enseñanza muy valiosa que puede extraerse de este pasaje bíblico. Como señaló el obispo Renato Cardoso, en el Fin de los Tiempos habrá un solo sistema político-económico-religioso. «Vemos que está el líder político, el anticristo, que será apoyado por el líder religioso, el falso profeta, que llevará al mundo a adorar a ese líder político, que también utilizará la economía para controlar a las personas. Esa marca de la bestia tiene todo que ver con el dinero. Nadie podrá comprar o vender sin esa marca. La persona no va a tener cómo comer, pagar alquiler. Tendrá que vivir en un inframundo, sobreviviendo con la basura que podrá cosechar de otras personas y no tendrá acceso a nada de la sociedad. Solo si escapa de la muerte por rechazar la marca. Todos estarán dentro de ese sistema creado por el anticristo», explicó. Esa unión del anticristo (también conocido como el «jinete del caballo blanco», la «primera bestia» o la «bestia que emerge del mar») con el falso profeta (también conocido como la «segunda bestia» o la «bestia que emerge de la tierra») será un pacto entre el gobierno y la religión. Y la dominación de ese nuevo sistema tendrá lugar por medio de la marca «666». ¿Por qué 666? Al respecto del significado de dicho número, el obispo Edir Macedo refirió: «Todo el Apocalipsis, hasta aquí, resalta el mensaje principal de satanás: el engaño. El número “666” simboliza el ápice de sus mentiras: la trinidad satánica. Es decir, el dragón, la bestia del mar y la bestia de la tierra. El número “666” intenta imitar a la Santísima Trinidad. El número, además, implica la mentira por proximidad y apariencia. El “6” es lo más cercano al “7”, que es el número de la perfección, el número de Dios. El “6” es lo más cercano al “7”, pero no alcanza lo que es de Dios. El anticristo viene con la apariencia de Cristo, pero es el anticristo. Juan quiere que sus lectores le pongan atención a lo siguiente: el anticristo tendrá la apariencia de un hombre perfecto, bueno y poderoso, pero es falso». Para el obispo Macedo, más importante que saber cómo será la implantación de esa marca, es comprender que debemos negar todo lo que se opone a Dios. Pues, cuando aceptamos aquello que no proviene del Altísimo, empezamos a ser dominados por los espíritus malignos.

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